Los conceptos de prevención de riesgos, salud ocupacional, seguridad, riesgo, etc. que habitualmente empleamos están actualmente redefiniéndose tanto en las administraciones públicas como en las grandes compañías y asociándose a otros términos como productividad, competitividad, “engagement” o retención del talento.
Ocuparse de la seguridad y de la salud no debe percibirse como una carga impuesta por la legislación, ya que genera beneficios significativos: reducción del absentismo e índices de rotación de los trabajadores, mayor prestigio y mejora en la reputación en materia de responsabilidad social corporativa entre los proveedores, clientes y partnes, aumento de la productividad, etc. Por el contrario, el coste de una gestión deficiente y la falta de liderazgo pueden provocar daños económicos y en la reputación, además de contribuir a un menor rendimiento en el aspecto operativo y financiero.
La evolución del concepto de Prevención ligado a Salud Ocupacional ha pasado de poner el acento casi exclusivamente en el trabajo físico, a incluir factores psicosociales y prácticas personales de salud, en entornos de trabajo que favorezcan la promoción de la salud y actividades de salud preventivas. La finalidad es, además de prevenir los accidentes laborales y enfermedades profesionales, mejorar la salud general de las personas. Por otra parte y considerando que el estado de bienestar debe alcanzar a todos los componentes de la sociedad, corresponde a las empresas fomentar lugares de trabajo adecuados a los trabajadores de más edad o los que padecen discapacidades y enfermedades crónicas.
Por otra parte, la globalización, los equipos multiculturales o la integración de profesionales con discapacidad, favorece una visión cada vez más amplia de las competencias de los equipos de Prevención de Riesgos Laborales, ejerciendo su influencia en áreas diversas y formando parte esencial de la estrategia de la responsabilidad empresarial. Un programa de bienestar para mejorar la salud y el entorno de trabajo es nuestra competencia, pero también un llevar a cabo un Plan de Movilidad, colaborar en las directrices de la Política de Conciliación o liderar un programa de Remote Working.
La capacidad de participación, colaboración o liderazgo en iniciativas empresariales son ya requisitos fundamentales para que el área de Prevención de Riesgos Laborales adquiera el protagonismo que le corresponde. Conocer y ofrecer orientaciones estratégicas para la gestión de la seguridad y la salud en las organizaciones es actualmente el “skill” que se demanda a los equipos de Prevención de Riesgos Laborales.
Esta situación, idónea para el desarrollo y “puesta en valor” de las áreas técnicas y sanitaria de prevención de riesgos laborales, conlleva un esfuerzo extra de los profesionales, no debiendo quedarse en lo que las diferentes normativas exigen sino en desarrollar ideas, proyectos, estrategias o actitudes que, con un enfoque preventivo y operativo puedan intervenir de forma decisiva en los nuevos modelos de gestión empresarial.