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Una de las causas comunes de fracaso de las organizaciones es la ausencia de una cultura de liderazgo que facilite la potenciación del principal activo de las organizaciones que son las personas. Los mandos deber disponer de competencia en liderazgo participativo y ser esta evaluada a través de su desempeño, generando la confianza necesaria para que los trabajadores puedan sentir orgullo por su trabajo y orgullo de pertenencia a la organización, y de esta forma poder estar en condiciones de aportar lo mejor de si mismos.

La prevención de riesgos laborales y la atención a las condiciones de trabajo constituyen elementos determinantes para que los mandos puedan ganarse la confianza de los trabajadores y por tanto, asumir estos el liderazgo necesario en sus cometidos. Muchas empresas están desarrollando la formación en competencias de liderazgo a través de las propias actividades preventivas que habrían de desarrollarse en un marco de diálogo y de compromiso.

Hay que identificar los elementos esenciales para el logro de un sistema preventivo fundamentado en la transparencia y la confianza, a fin de convertirlo en valor estratégico de excelencia y sostenibilidad empresarial. También, se deben conocer estrategias para potenciar el liderazgo organizacional a través de un mejor aprovechamiento de la acción preventiva en los lugares de trabajo y de la aplicación de Modelos de Excelencia empresarial de reconocido prestigio internacional.